La regeneración ósea es un proceso en el que intervienen, según los especialistas, diversos factores, que interactúan entre sí a lo largo de toda la vida del individuo:
- genético –entre el 60 y 80% de la masa ósea está determinada por los genes–,
- mecánico –la actividad física activa osteocitos y osteoblastos para la formación ósea–,
- vasculares –permite el acceso de células sanguíneas, oxígeno, minerales, glucosa–,
- hormonales –que intervienen directamente en el metabolismo óseo–,
- y locales –factores de crecimiento o las proteínas de la matriz–.
En el hueso sano –no fracturado–, el remodelado óseo pasa por varias fases:
- una primera quiescente, es decir, la del hueso en reposo –los factores que inician el proceso de remodelado aún se desconocen–;
- seguida de una de activación en la que queda expuesta la superficie mineralizada para la atracción de células osteoclásticas;
- una tercera etapa de resorción, que permite la liberación de los factores de crecimiento contenidos en la matriz;
- una cuarta parte de nueva formación;
- y una última de mineralización, que finaliza a los 130 días en el hueso cortical –corresponde con los largos, el 80% del esqueleto– y a 90 en el trabecular –los esponjonsos, el 20% restante–.
Suscríbete a nuestra newsletter
y recibe el mejor contenido de i+Descubre directo a tu email