30 de junio de 2016

Espacios urbanos y cultura de paz

Fotografía ilustrativa de la noticia

Informa: Luz Rodríguez / Fundación Descubre

Asesoría científica: Francisco Vega, Juan Manuel Jiménez e Isabel León

Cuando un barrio céntrico de una de una gran ciudad pasa de estar deteriorado e inseguro a convertirse en un lugar prestigioso, con una intensa actividad cultural y social, donde se instalan comercios de grandes marcas y sus viviendas comienzan a estar muy cotizadas se produce lo que se denomina gentrificación. Distritos como Lavapiés en Madrid o el ‘Soho’ en Nueva York son ejemplos de este fenómeno urbano. Se trata de un término procedente del vocablo inglés gentry –que significa alta burguesía- y es una de las manifestaciones de un término que los expertos definen como injusticia espacial.

“Cuando un grupo de personas, por diferentes razones, ocupa un espacio involuntariamente o no tiene acceso a los recursos, ya sean los servicios públicos o la cultura, por ejemplo, existe injusticia espacial”, explica el arquitecto colaborador del IPAZ, Francisco Vega. Este concepto, continúa el experto, se manifiesta a través de fenómenos urbanos como la gentrificación, la formación de guetos por razones culturales, de raza o de género, las comunidades indígenas, los desplazamientos forzados por renovaciones urbanas o los asentamientos de refugiados.

Junto a ellos, apuntan los especialistas, existen otros factores que favorecen la injusticia espacial como las circunvalaciones urbanas que fragmentan la ciudad aislando determinados barrios o las llamadas gated communities -comunidades cerradas-. “Se trata de urbanizaciones privadas habitadas por personas de alto poder adquisitivo que se cercan voluntariamente”, sostiene Vega. En este sentido, el urbanista italiano Bernardo Secchi, en su obra póstuma, definió a éste tipo de espacios como las ‘ciudades de los ricos’. “Aislarse del resto genera separación e inequidad, es decir, apropiación de una parte de la ciudad donde no permiten entrar a otros”, advierte.

De la Prehistoria a los nuevos modelos de ciudad

El historiador e investigador del Instituto Universitario de Investigación de la Paz y los Conflictos, Juan Manuel Jiménez, establece la Prehistoria como el inicio del proceso en el cual se estructura el espacio y comienzan a aparecer áreas diferenciadas, en este caso, dentro de los yacimientos. “El fuego servía para organizar el espacio no sólo físico, también social. Se trata de un elemento asociado al desarrollo de capacidades como la libertad o el entendimiento; además, era un lugar de encuentro y por ende, desde este punto de vista, vinculable a la cultura de la paz”, manifiesta Jiménez.

Miles de años después, apuntan los expertos, un problema que caracteriza a las ciudades modernas es el protagonismo de los vehículos a motor, principalmente el coche. En este sentido, la arquitecta Isabel León, defiende la utilización de la arquitectura como fórmula de cambio que permita diseñar un espacio urbano al servicio de las personas y no de los automóviles. “Algunos ejemplos son la ciudad brasileña de Curitiba en los años 70 y más recientemente Nueva York”, apunta. En ellas, sostiene, existen nichos para la cultura y la convivencia gracias al desarrollo de medidas como la construcción de bibliotecas, zonas de ocio, carriles bicis o la peatonalización de calles. “Estas iniciativas requieren empuje, no hace falta presupuesto, sino reutilizar los recursos de los que se disponen para rediseñar los espacios y contar, por supuesto, con la participación de los ciudadanos”, añade León.

Exposiciones

Una parte del trabajo de los expertos del IPAZ es acercar a la sociedad estos conceptos. “Es muy importante que las personas entiendan qué es la injusticia espacial. A veces no somos conscientes de que eso nos está afectando y que con un poco de reivindicación se pueden cambiar las cosas”, destaca Francisco Vega. Con este fin, desde el IPAZ se elaboran exposiciones relacionadas con la arquitectura y la cultura de paz. Una de ellas, enmarcada dentro del proyecto ‘Condiciones de habitabilidad de la población desfavorecida en Andalucía’, está coordinada por la experta en geografía y secretaria del Instituto, Carmen Egea. “Igual que enseña las zonas más desfavorecidas, también muestra el resto y lo mucho que hemos mejorado, en materia de habitabilidad, en las últimas décadas”, explica Egea.


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