18 de marzo de 2015

Divulgación científica: herramienta para fomentar vocaciones

Fotografía ilustrativa de la noticia

El acceso a la ciencia es un derecho y, en el marco del mundo en el que vivimos, se ha convertido en una obligación de las instituciones el garantizar que los ciudadanos sean conocedores de información científica.

La ciencia y la tecnología constituyen factores determinantes del desarrollo económico, cultural y social de las sociedades actuales, de la que a su vez dependen.

Cada vez más ámbitos de la vida tienen que ver con aplicaciones del conocimiento científico y del desarrollo tecnológico, por eso es tan importante “no dar la espalda a la ciencia” y entender que es una herramienta básica de supervivencia para el ciudadano del siglo XXI.

Imagen del secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Paulo Speller.

Imagen del secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Paulo Speller.

La complejidad, y a su vez, la necesidad de esta interacción entre ciencia y sociedad, demanda la formación de expertos en divulgación y cultura científica que permitan una más adecuada mediación entre las instituciones productoras de conocimiento y la sociedad en general. El esfuerzo en divulgar la ciencia hoy debe ser prioritario porque es la única forma de “democratizar el saber científico” y llegar a decidir entre todos hacia dónde queremos dirigir las investigaciones y, por tanto, cómo configuramos nuestro futuro como sociedad.

La ciencia en sí misma no soluciona los problemas de la sociedad. El saber científico puede ofrecer la solución a una situación problemática pero si no hay en la sociedad actores que apliquen la ciencia como herramienta, el problema nunca desaparecerá.

La sociedad debe estar predispuesta a la movilización de una cultura científica popular que tiene como consecuencia indirecta que el pueblo conoce y entiende las acciones en materia de I+D+i y respalda las inversiones financieras en investigación que realizan las instituciones, pues son conscientes de su importancia.

La divulgación científica y la comunicación social de la ciencia pueden entenderse incluso como condición necesaria para el buen funcionamiento de la vida democrática. Con todo, aparte de su indudable valor práctico y político, hay que reconocer también el valor del conocimiento científico como bien en sí mismo.

Aristóteles dijo “el hombre, por naturaleza, desea saber”, sin embargo, la fascinación que sienten los jóvenes por el mundo que les rodea va erosionándose a lo largo de la escolaridad, a medida que van asimilando el formato didáctico utilizado para promover ese conocimiento.

¿Qué debemos hacer para que las generaciones más jóvenes se interesen por la ciencia y la tecnología? Una de las vías para acercar la investigación a la sociedad es dar la imagen de una ciencia real, una ciencia “más humana” que permita desarrollar una verdadera cultura científica.

Además, son muchos los retos planteados para mejorar la enseñanza de las ciencias en la educación primaria y secundaria. Objetivos relacionados fundamentalmente con la mejora de las metodologías de enseñanza y una renovación de contenidos acorde con los lineamientos internacionales en didáctica de las ciencias. En este sentido, han demostrado ser particularmente apropiados los conocidos como enfoques CTS (ciencia, tecnología y sociedad), que marcan la vanguardia de la evolución educativa en la enseñanza de las ciencias. La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ha dado un gran impulso a estos enfoques en el ámbito iberoamericano desde 1997.

Sin embargo, el aprendizaje es un proceso que continúa durante toda la vida en una gran diversidad de espacios y formatos: televisión,  prensa y, sobre todo, Internet. Una vez concluido el periodo escolar, es necesario promocionar el acceso de los ciudadanos a estas plataformas para que satisfagan sus necesidades e intereses respecto al consumo de información, incluyendo la información científica. Con más motivo en un momento como el actual, en la denominada “Sociedad del Conocimiento”.

Los países iberoamericanos hoy tienen la oportunidad de consolidar avances logrados en los últimos años y hacer frente a los desafíos pendientes en el plano de la economía, la sociedad, la educación y la cultura. El conocimiento científico y tecnológico puede contribuir en gran medida a que esto sea posible y por ello es esencial promover la movilidad entre investigadores y científicos, creando redes de conocimiento efectivas, como la Red Iberoamericana de Comunicación y Divulgación de Información Científica que cuenta con el apoyo de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía. El objetivo principal de esta Red es incrementar el volumen de información relativa a la ciencia y la tecnología que se encuentra disponible para la sociedad, mejorando la cultura científica de los ciudadanos y fomentando la transmisión del conocimiento, tanto en español como en portugués, además de crear canales que mejoren la visibilidad internacional de la ciencia gestada y producida en Iberoamérica.


Paulo Speller
Secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.


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