15 de septiembre de 2018

Diseño a medida

Fotografía ilustrativa de la noticia

Autoría: Susana Vallejo.

Asesoría científica: Luis Pérez Urrestarazu y Fernando Hidalgo Romero.

El trabajo en I+D+i aportado desde la Universidad de Sevilla es uno de los factores diferenciales de Terapia Urbana, que sigue siendo una de las únicas empresas en España especializadas en jardines verticales. El coste de la instalación de un jardín vertical depende de múltiples factores, y puede oscilar entre los 380 y los 550 euros el metro cuadrado. “Depende de la superficie total, el sistema de control, el tipo de sistema de riego, la complejidad para el acceso que haga más o menos necesarios elementos auxiliares para el mantenimiento…”, de ahí que Terapia Urbana trabaje cada vez más en proyectos grandes. Cada vez más grandes. En ese caso, vienen definidas desde la fase de proyecto y en ese caso la relación es más directa con los responsables del diseño y la definición de los espacios: arquitectos, ingenieros, diseñadores, paisajistas…

Jardín vertical en el Buelvar Salvador Allende, en Alcobendas.

Hidalgo Romero lamenta que un aspecto que pone en riesgo su viabilidad es que, al ejecutarse al final de la obra, siempre están sujetos a modificaciones y recortes del presupuesto. Por esto mismo “tiene muchas posibilidades de que sean descartados del proyecto en el último momento”. Así, hay ocasiones en que una instalación se diseña y ejecuta en dos meses, pero por lo general desde que se contacta con el diseñador hasta que se termina el montaje, puede pasar más de un año.

La selección de especies es un punto crítico, ya que de ello depende en gran medida el éxito del jardín. Por eso cada proyecto requiere un estudio personalizado. Se realiza un análisis climático de la zona, donde se tienen en cuenta la orientación, la altura, el soleamiento…, y por lo general, se utilizan especies de porte medio, no arbustivas. “Se realiza un estudio detallado en cada caso y a partir de ahí se asignan las especies más adecuadas al tipo de condiciones particulares”. Igualmente, depende del tipo de sistema. Así, en zonas con temperaturas extremas de frío o calor es importante elegir los sistemas que se adapten mejor por sus características particulares.  Sin embargo para espacios interiores, las condiciones son más estándar y similares para lugares tan lejanos como Sevilla, Toronto o Londres. En este caso, lo más importante es garantizar las condiciones de iluminación. A partir de ahí se puede utilizar un amplio abanico de especies.

Finalmente, la clave para un buen desarrollo en el tiempo es el mantenimiento. “Recientemente, hemos terminado un ensayo de durabilidad de nuestro sistema Fytotextile. El mercado es cada vez más exigente con las prestaciones de los sistemas y su vida media. Es complicado dar un valor concreto, porque el sistema está diseñado para estar cubierto siempre por las plantas, pero se ensayan sin plantas, por lo que los resultados obtenidos no permiten definir un periodo de forma objetiva. Lo que sí podemos afirmar es que nuestro sistema cuenta con una resistencia diez veces superior a la necesaria, lo que nos permite afirmar que contamos con un índice muy superior a otros sistemas textiles, que suelen tener una vida media de 7 a 10 años”, asegura Hidalgo Romero, que defiende los jardines verticales como una alternativa para naturalizar las ciudades y acercarnos cada vez más al objetivo de construir ciudades amables con el medio ambiente que aprovechan los beneficios de la naturaleza.


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