Adelaida de la Calle: una carrera de fondo para aunar investigación y empresa
El sueño de ganar un Premio Nobel y considerarse una “chica de ciencias” se convirtieron en los ingredientes que ayudaron a Adelaida de la Calle a impulsar su propia carrera investigadora y académica. Aficionada a viajar y con querencia a disfrutar del ingenio y los descubrimientos de sus nietos, la presidenta de Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), exrectora de la Universidad de Málaga y también exconsejera de Educación en la Junta de Andalucía defiende la unión entre el laboratorio y las empresas para alcanzar avances y se nutre de la capacidad de sacrificio que aprendió en una niñez de atleta para superar metas como neurocientífica y gestora.
Quería estudiar Química, pero un buen profesor de Biología se cruzó en su camino cuando estudiaba Preuniversitario, trastocó sus planes y la sumó a su causa. Adelaida de la Calle (Madrid, 1948), apasionada de las neurociencias y una “fan” de Ramón y Cajal, se aferró a sus pretensiones de niña que quería ganar un Premio Nobel para bucear en laboratorios y labrarse una carrera investigadora y académica.
De la Calle, en la actualidad presidenta de Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), compaginó eso de ser una «chica de ciencias» con los entrenamientos en pista como atleta de 400 metros e interiorizó el esfuerzo del deporte para aplicarlo al resto de su vida y superar metas. Se convirtió en catedrática de Biología Celular de la Universidad de Málaga cuando poco más de uno de cada diez de estos puestos los ocupaban mujeres y reconoce que en el campo universitario la mujer tiene que demostrar que vale el doble.
“He tenido que luchar mucho más en la carrera académica”, recuerda esta apasionada de los paseos por el campo, el “minideporte” y salir con amigos que ya no perdona el tiempo libre, porque lo exprime.
Estudió Biología en la Complutense y un “excelente profesor” de Fisiología Animal la dirigió hacia un campo en el que fue alumna interna y realizó su tesina. Cambió entonces hacia la neurociencia y obtuvo el título de doctora en Ciencias Biológicas en la Universidad de La Laguna de Tenerife (1979), una de sus estaciones antes de recalar en Andalucía y a la que llegó casi por un capricho del destino. “Siempre hay alguien que te enfoca”, explica.
Vocación investigadora
“Lo de ser investigadora lo tenía claro, lo del ámbito no tanto, aunque sí sabía que sería algo relacionado con biología y neurociencia”, según explica a iDescubre. Reconoce que en la carrera académica ha tenido que luchar “un poco más” que en los laboratorios pese a lo que fue profesora adjunta y luego titular “muy pronto”. Recuerda que era entonces un mundo dedicado más a los hombres, por lo que fue una de las primeras catedráticas del país.
Cree que aún existe esa lucha en femenino, la que la convirtió en ‘la primera mujer que…’ en muchos ámbitos, pero recalca un cambio que ejemplifica en la medicina, con un mayor peso ahora de mujeres porque el acceso es anónimo, solo depende de una nota y “los mejores expedientes son de las mujeres”. Pese a estos logros, encuentra un déficit femenino en carreras tecnológicas y lamenta que, en campos así, que una mujer lidere siga siendo noticia y sus casos se expongan como referentes.
Le gusta disfrutar su tiempo libre con sus nietos, de seis y cuatro años, y que representan el ejemplo personalizado del cambio educativo y la implicación de la tecnología. Los niños estudian por proyectos en el colegio que les tocaba por área de influencia, el centro público Rectora Adelaida de la Calle, y le contagian su entusiasmo por aprender, la curiosidad por la ciencia o la capacidad de sorprenderse ante la imagen de un Sorolla.
Esta palentina nacida en Madrid y malagueña de adopción ha dedicado más de cuatro décadas de su vida a la Universidad de Málaga (UMA), una institución a la que considera su hogar y que premió su talento investigador en 2016 con la concesión de la Medalla de Oro.
A la hora de hacer un diagnóstico del estado de la ciencia y la investigación, De la Calle reconoce que “no hay color” entre la actividad investigadora actual y la que le tocó a ella en sus inicios, cuando los laboratorios tropezaban con “las necesidades más apremiantes” incluso para cuestiones básicas, y el extranjero era un camino inevitable para buscarse la vida. Un camino que a ella la condujo hasta Alemania, una experiencia que en su trayectoria laboral ha utilizado para luchar con el objetivo de que el talento andaluz se quede en casa.
Luego llegaron los planes nacionales de investigación, los cambios de tendencia y las herramientas para buscar “músculo investigador” que han permitido que Andalucía presente ahora un “buen cartel de investigadores”.
Su trayectoria científica se dedicó inicialmente a estudiar el sistema nervioso central, aunque De la Calle y su equipo viraron hacia el estudio de los receptores encefálicos en la comunicación neuronal y a analizar los receptores de dopamina. Con su grupo de investigación abordó además varias líneas centradas en analizar los procesos neurodegenerativos relacionados con el envejecimiento y el Alzheimer.
Su perfil investigador le ha permitido publicar numerosos artículos en revistas de Neurociencia con alto índice de impacto, capítulos en varios libros de esta misma rama y de ciencia y tecnología, y ha sido investigadora en proyectos de diversos Planes Nacionales de I+D y del Plan Andaluz de Investigación (PAIDI), además de participar en programas marco europeos.
En su trayectoria como investigadora y especialmente como rectora de la Universidad de Málaga, ha destacado como gran defensora de la colaboración universidad-empresa, un matrimonio que considera fundamental para garantizar la transferencia de tecnología.
“No nos damos cuenta de que tenemos grandes investigadores produciendo ciencia que se puede aplicar en todos los ámbitos, también en el social. No nos hemos dado cuenta de que destinar recursos a investigación y a formar a buenos investigadores que desarrollen buen conocimiento no es un gasto, es una inversión, pero como todas las inversiones los resultados no son de hoy para mañana”. Así se resume la radiografía de la ciencia de Adelaida de la Calle, convencida desde todos los prismas profesionales de su trayectoria que la clave está en investigar.
Sus casi doce años como rectora de la Universidad de Málaga la hicieron centrarse en la gestión y mirar de reojo ese trabajo que tenía como profesora e investigadora, aunque nunca se ha distanciado demasiado de su equipo. Asegura que no estaba planeado porque era feliz como profesora y más feliz aún como investigadora, pero también le entusiasmó ayudar en otras tareas universitarias.
La gestión como evolución
Defiende que la trayectoria investigadora tiene una curva ascendente, la de “cuando eres joven, creativa, imaginativa”, y otra que atribuye a la solidez, que es cuando se toman otras decisiones. “Tienes después las neuronas algo más gastadas pero también la sensatez del conocimiento asentado”, resume antes de asegurar que “nostalgia, ninguna” porque “la antorcha de la ciencia hay que pasarla de unos a otros”.
Como exconsejera de Educación, la séptima nombrada en ocho años, apunta que la parte política era “todo cuesta arriba” porque es un campo que desconocía, pero que esta etapa fue también muy interesante, especialmente el área ligada a los profesores, a maestros y alumnos. “En esa parte de mi trabajo me sentía como pez en el agua. Me daban ideas y me generaban imaginación. Yo quería hablar de educación y no de otras cosas”, resume.
Desde su cargo actual como presidenta de CTA, esta entusiasta de los paseos y los viajes defiende la unión cada vez mayor entre empresas y universidades y la transferencia entre ambas como camino para alimentar avances, pero también para generar nuevas empresas lideradas por investigadores, cada vez con una mayor inquietud emprendedora.
Ahora trabaja mucho en dar a conocer CTA y se implica, en conferencias dentro y fuera de nuestras fronteras, para convencer a instituciones y empresas de que el valor de cada firma tecnológica se duplica con la incorporación del talento. En definitiva, asegura, «la innovación produce riqueza y bienestar social».
Su trayectoria, su afán y sus aportaciones le valieron en 2012 la Medalla de Andalucía, un reconocimiento al que sumó la Medalla de la Universidad de Sevilla por contribuir a la creación del Campus de Excelencia Internacional Andalucía Tech.
Adelaida de la Calle mantiene la curiosidad que le hizo ser científica, la pasión por la que soñó con un Nobel y la capacidad de sacrificio de los entrenamientos en pista y, desde un prisma u otro, apuesta por la investigación para lograr el “músculo” de la ciencia.
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