23 de junio de 2017

«No hay que confundir la conservación de las abejas con la apicultura»

Fotografía ilustrativa de la noticia

Informa: Luz Rodríguez / Fundación Descubre.

Asesoría científica: Ignasi Bartomeus

Ignasi Bartomeus, investigador en la Estación Biológica de Doñana
La actividad de las abejas ha avanzado en el calendario más de 10 días en los últimos años, debido al aumento de las temperaturas. Para un insecto que vive como adulto unas pocas semanas, este avance es mucho. Esta es una de las conclusiones de las investigaciones llevadas a cabo por este experto ecólogo cuyo principal interés es comprender cómo los diferentes factores del cambio global están afectando al funcionamiento de los ecosistemas, principalmente a la estructura y comportamiento de las comunidades de plantas y polinizadores. En 2015, Bartomeus coordinó el escrito publicado por ECOFLOR, grupo de trabajo de la Asociación Española de Ecología Terrestre, alertando sobre la situación de las abejas silvestres en España.
Ignasi Bartomeus.

Ignasi Bartomeus.

Su trabajo como investigador de la Estación Biológica de Doñana le lleva a estudiar cómo el cambio global está afectado al comportamiento de algunas especies de animales y plantas y para ello usa como modelo las abejas. ¿Por qué esta elección?

Porque es un grupo muy diverso, que está afectado por diferentes presiones ambientales y tiene un papel fundamental polinizando a las plantas.

A pesar de que Andalucía es una de las regiones con más biodiversas en cuanto a especies de abejas, sabemos muy poco de su estado de conservación, ¿a qué se debe esta falta de información?

Estudiar insectos no es fácil, porque para la mayoría de especies no hay datos históricos con los que comparar si ahora hay más o menos que antaño. En mi grupo estamos ahora estudiando cómo la fragmentación del bosque mediterráneo está afectando a las abejas andaluzas y vemos qué especies especializadas en plantas concretas, o de mayor tamaño, son las más amenazadas.

En estos años de estudios como científico experto en polinizadores y ecosistemas ha  investigado su comportamiento y evolución y la influencia que sobre ellos tiene el entorno. Habrá llegado a diversas e interesantes conclusiones, ¿cuáles destacaría?

Voy a destacar dos que considero importantes. La primera es que demostramos que la actividad de las abejas ha avanzado en el calendario más de 10 días en los últimos años, debido al aumento de las temperaturas. Para un insecto que vive como adulto unas pocas semanas, diez días de avance es muchísimo. Por ahora esto no ha roto la sincronía con las plantas (que también han avanzado su floración), pero deberíamos tomarlo como una señal de alarma temprana, y evitar que esta sincronía acabe rompiéndose. La segunda es un poco más controvertida ya que recientemente hemos visto aquí en Sevilla que densidades altas de abejas de la miel pueden llegar a ser negativas, tanto para otras abejas silvestres, que ahora tienen demasiada competencia, como para la flora autóctona, ya que la abeja de la miel es peor polinizadora que otras abejas silvestres. Por tanto, no hemos de confundir conservar la biodiversidad de abejas con la apicultura.

'Bombus terrestris en Cistus crispus'. Foto: Curro Molina

‘Bombus terrestris’ en ‘Cistus crispus’. Foto: Curro Molina

Todas las especies no son iguales. Abejas silvestres y abejas de la miel. ¿Qué papel desempeña cada una?

La mayoría de la gente se sorprende cuando explico que tan solo en España hay más de 1000 especies de abejas diferentes. Eso es el doble que de pájaros. La abeja de la miel sólo es una especie, y muy particular, ya que está manejada por el hombre. Si imaginas un juego de encajes de niños, cada pieza encaja en un agujero diferente. Lo mismo pasa con las abejas, cada especie de abeja encaja en diferentes flores y por tanto, todas son importantes y complementarias. El papel de la abeja de la miel es importante desde un punto de vista económico para el apicultor pero no para la conservación del ecosistema.

Desde hace unos años, son cada vez más frecuente las informaciones y campañas alertando de la desaparición de las abejas, ¿hasta qué punto esta preocupación responde a la realidad tanto a nivel nacional como internacional?

A nivel mundial muchas especies de abejas están desapareciendo debido a perdida de hábitat u otras amenazas, pero hay especies que pueden adaptarse bien a vivir en ambientes humanizados. Por tanto tenemos un escenario donde hay muchas especies perdedoras, y pocas ganadoras. La abeja de la miel es un caso aparte, porque sus números dependen de factores socio-económicos. Paradójicamente, aunque colonias de la abeja de la miel están sufriendo mortalidades más altas que nunca, sus poblaciones se están incrementando tanto en España como a nivel mundial. Eso es porque hay más apicultores que nunca.

¿Por qué es tan importante estudiar a las abejas? ¿Por qué está tan preocupada la comunidad científica por su situación?

Las abejas son una pieza clave del ecosistema porque son los polinizadores más eficientes. El 80 % de las plantas necesitan de polinizadores para reproducirse, y eso incluye el 75% de los cultivos que nos comemos, sobre todo las frutas y verduras. Por tanto, tanto para conservar la naturaleza como para beneficiarnos de sus servicios gratuitos a través de la agricultura, es importante entenderlas.

'Dasypoda sp in Cistus salvifolius'. Foto: Curro Molina

‘Dasypoda sp in Cistus salvifolius’. Foto: Curro Molina

Entenderlas… y conservarlas. En ese sentido, ¿cuáles son los principales factores que amenazan su supervivencia?

Las abejas silvestres están adaptadas a vivir en ambientes silvestres, por tanto la amenaza principal es su destrucción. De todas formas, muchas especies pueden sobrevivir en zonas agrícolas o hasta en ciudades. Para este grupo, el abuso de los  pesticidas puede ser muy negativo. Además, la vida de los insectos viene regulada por la temperatura (cuándo reproducirse, cuándo alimentarse) y el cambio climático ya está teniendo efectos negativos visibles, como la desaparición de ciertas abejas de montaña, que notan primero los cambios. Por último, las especies exóticas (especies introducidas por el hombre), pueden competir ferozmente con las nativas, y sobre todo introducir nuevos patógenos para los cuales las nativas no tienen defensas.

¿Cómo afecta su desaparición a la producción de cultivos

Respecto a la actividad agrícola, tenemos datos claros que la producción de los cultivos se reduce de un 10 a un 30 % en campos de cultivo intensivo donde no llegan los polinizadores.

¿Qué posibles soluciones contemplan los científicos a medio y a largo plazo?

Las soluciones más sencillas y efectivas son las más complicadas a nivel político. Conservar mejor los espacios naturales, tener sistemas agrarios más respetuosos que minimicen el uso de pesticidas y mantengan espacios verdes o regular la importación de animales exóticos es necesario. Ya se ha avanzado mucho en estos frentes, pero hace falta avanzar mucho más. A largo plazo hemos de frenar el cambio climático, y eso no solo por las abejas, sino por nuestro propio bien. Todos podemos ayudar a este cambio y no vale dejarlo en manos políticas.

En la Universidad de Córdoba se está llevando a cabo un proyecto de monitorización de la actividad de las colmenas, ¿hay preocupación entre la comunidad científica andaluza por estudiar lo que está pasando? ¿Se está investigando suficientemente sobre este tema?

Siempre quedan muchas cosas que no comprendemos bien, y hay que seguir investigando. Por ejemplo, no tenemos datos sobre cómo están las poblaciones de la mayoría de especies de abejas de Andalucía. De todas maneras investigar no es suficiente. Tenemos datos contrastados de que es necesario actuar ya, y hay que usar este conocimiento científico para hacer mejores políticas de conservación.

En 2015 un grupo de científicos del  grupo de trabajo ECOFLOR, publicó un escrito donde se alertaba de la situación de las abejas silvestres. ¿Qué les llevó a llevar a cabo esta iniciativa?

La idea principal que nos movió es que por una parte se ha incrementado mucho la preocupación por las abejas, pero por otro lado, hay mucha confusión al respecto. Este artículo fue una manera de mostrar los puntos clave de una forma científicamente informada y evitar malentendidos.

ECOFLOR es un grupo de trabajo de la Asociación Española de Ecología Terrestre (www.aeet.org). Está formado por un grupo muy heterogéneo de investigadores de toda España con unos intereses comunes en entender la evolución y ecología de plantas y polinizadores. Nos reunimos periódicamente para compartir conocimiento y hacer acciones conjuntas.


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