06 de junio de 2017

Un astrónomo en el reino de los arqueólogos

Fotografía ilustrativa de la noticia
Hoskin-y-Maiti

De izquierda a derecha: El director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, Bartolomé Ruiz; el profesor Michael Hoskin; la investigadora de la Universidad de Granada, Margarita Orfila y el teniente de alcalde delegado de Patrimonio Mundial, Juan Rosas, en la puerta de El Romeral

Aunque haya estado en otras universidades, la de Cambridge ha sido su hogar. Con investigaciones en aspectos de la Historia de la Ciencia y la Medicina, el dedicarse a la Historia de la Astronomía, junto a fundar, en 1971, el ‘Journal for the History of Astronomy’, esta magnífica revista de la Historia de la Astronomía, lo condujo a lo que es hoy: un reconocido investigador en el campo de la Arqueoastronomía. Su libro, Tumbas, templos y sus orientaciones: una nueva perspectiva sobre la Prehistoria del Mediterráneo, publicado en 2001, lo dice todo… contiene las orientaciones de unos 3.000 dólmenes, de los cuales 2.000 han sido medidos en persona por él mismo.

Toda una carrera reconocida con premios como Doggett Prize de la Sociedad Astronómica Americana o la medalla Jaschek de la Sociedad Europea para la Astronomía en la Cultura. Miembro honorario de la Royal Astronomical Society y de la Unión Astronómica Internacional, que además le dio su nombre a un asteroide: el 12223 Minor Planet Hoskin. En 2014 fue elegido Académico de Honor de la Real de Nobles Artes de Antequera. A todos estos honores se ha unido este año pasado la medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, otorgado por el estado español, tras la preceptiva aprobación del Consejo de Ministros, y que le fue entregada en mano por su Majestad Don Felipe VI en San Sebastián.

Sabemos del cariño que siente Hoskin por el Centro Solar Michael Hoskin en el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera. Y es de agradecer su donación a Andalucía de un fondo de imágenes fotográficas, depositado en el Centro de Documentación y Biblioteca Virtual de la Prehistoria de Andalucía Antonio Arribas Palau.

Pero quiero relatar también mi propia experiencia con Michel, con el doctor Hoskin, que se remonta a los ochenta. Siendo yo ayudante de esa otra persona importante en estas tierras, el que se acaba de nombrar, el doctor don Antonio Arribas, William Waldren, que excavaba en Menorca junto al doctor Manuel Fernández-Miranda en el yacimiento de Torralba (Alaior), un santuario de la cultura talayótica con una de las mejores “Taulas” de la isla, me presentaron a un inglés que estaba por ahí, y que tenía interés en mirar las orientaciones de los restos arqueológicos de la mencionada cultura, y en especial de ese tipo de santuarios, y a quién había aconsejado Arribas en ese sentido. Los recorridos que hice con el doctor Hoskin por la isla propiciaron una amistad que perdura hasta día de hoy.

Sólo me arrepiento de una cosa: no haber sabido captar, en ese momento, lo que él me estaba transmitiendo a nivel académico y de investigación. Es decir, sí me quedé fascinada por lo que me iba contando de lo que iba averiguando en cuanto a lo que decían las orientaciones de los edificios, pero no derivé entonces mi investigación hacia ese campo, al que, de una manera curiosa y por otros avatares, ha acabado siendo parte de mi carrera académica: el análisis de las orientaciones de las ciudades romanas. La vida, realmente, es muy curiosa, y da muchas, muchísimas vueltas.

Analizados los restos menorquines, estudiados algunos de los mallorquines, el doctor Hoskin dio un salto a la península, que es como se dice en mi tierra, y empezó a estudiar los dólmenes de estas tierras andaluzas en donde nos encontramos. Él siempre dice que es culpa mía que iniciara estos nuevos estudios, pero fue su interés, su curiosidad, y ansia de saber, lo que realmente lo trajo por aquí… ¡Y qué bien ha ido! Y puede que algo le comentara en mi estancia, a inicios de los noventa en el Churchill College, al que me invitó.

Es una gozada el haberlo tratado, pero es especialmente importante lo que nos ha transmitido a los arqueólogos, que en vez de ser una especie de osos hormigueros que sólo miramos dentro de la cata, hemos levantado la cabeza, empezamos a hacer de avestruces, mirando los entornos, para acabar como jirafas, mirando al cielo, el cielo de Michael Hoskin, y él, un astrónomo rey en el reino de los arqueólogos.


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