El papel del vino en la cultura romana
Al principio, desde el inicio de su producción en el VI milenio antes de Cristo, el vino se ha considerado un producto exótico, sagrado y de prestigio destinado a las élites. Se servía en ceremonias y libaciones religiosas, en banquetes funerarios con el objeto de facilitar el contacto y comunicación con los dioses. Es en Roma donde el vino obtiene el carácter de un alimento fundamental en la dieta mediterránea. Elemento esencial y básico en todas las celebraciones, fiestas y banquetes, de carácter sagrado y lúdico. También, el vino de producción local, más barato, se fue popularizando como alimento de primera necesidad.
El uso social y ritual del vino aparece recogido en numerosas obras clásicas, y en el caso de los autores latinos, sus obras revelan información sobre sus usos, aplicaciones, tipología. Se puede encontrar información en las sátiras de Juvenal, las epístolas de Séneca, los epigramas de Marcial, la cena de Trimalción, y en otros autores como Horacio.
Los griegos como un símbolo de cultura y civilización introducen el mezclar siempre el vino con agua. Beber el vino puro suponía la entrega de sus consumidores a la orgía y el desenfreno. Más tarde, el vino entrará por la puerta grande en todos los banquetes y fiestas de Roma, donde se valorará exageradamente la cantidad y calidad del vino que se servía, convirtiéndose en una señal de distinción y en un elemento lúdico por excelencia.
El consumo del vino era abordado en parte de manera social-ritual y establecía un canal de comunicación ritual entre los dioses y los hombres. Tras el banquete se consumía en el convivium, en el cual, la ingesta de vino se abordaba como un consumo social de convivencia y hermanamiento que demostraban los romanos en esta ceremonia. Los comensales se ponían en la cabeza coronas de flores, de hiedra, de laurel. Se nombraba un rex convivium que regulaba las libaciones con vino en honor a los dioses, a la patria y al emperador, y se brindaba a la salud de algún invitado, de los ausentes, amigos y de la amada, con tantas copas como letras tenía el nombre de ésta.
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