29 de julio de 2016

Arena y coco

Fotografía ilustrativa de la noticia

Otro factor que influye en el ahorro del agua es el uso de la arena. Las instalaciones de ‘Clisol Agro’ cuentan con un gran invernadero donde se cultiva a la antigua usanza, a la manera tradicional. Las hortalizas se siembran en un suelo compuesto por unos 50 ó 60 centímetros de tierra, un manto de estiércol o materia orgánica y arena. «El sistema de suelo enarenado es característico de Almería por lo que supone de ahorro de un recurso tan escaso. La arena evita que el agua se evapore y su consumo se reduzca casi un 60 por ciento”, explica Lola Gómez.

Junto al suelo agrícola convive el invernadero de cultivo hidropónico, un espacio donde la tierra brilla por su ausencia. Aunque esta afirmación no es del todo exacta, tal y como aclara la empresaria: “En el auténtico hidropónico, el agua, con los nutrientes, está en constante circulación para coger oxígeno. Pero en Almería este sistema no funciona porque, excepto en invierno, el resto del año tenemos mucha luz y calor. El agua alcanza temperaturas superiores a los 28 ó 30 grados, algo inviable para el crecimiento de las plantas: las raíces se mueren”.

Para solventar este problema, se utiliza un sustrato de fibra de coco que amortigua la temperatura. “De esta forma, el agua recircula pero las hortalizas se siembran en contenedores forrados con este material orgánico biodegradable”, sostiene Gómez.


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