30 de junio de 2015

El sexismo no esconde la lengua

Fotografía ilustrativa de la noticia

Más allá del masculino genérico, la forma que tienen las personas de usar el lenguaje encierra frases hechas -utilizadas indistintamente por hombres y mujeres-, que reflejan, según los expertos, la discriminación sexual subyacente en la sociedad. Gloria Corpas, catedrática de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, invita a profundizar en ello a través de la lingüística de corpus.

Gloria Corpas durante su conferencia 'Las trampas del lenguaje' en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla / Fuente: Consejo Social de la Universidad de Sevilla.

Gloria Corpas durante su conferencia ‘Las trampas del lenguaje’ en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla / Fuente: Consejo Social de la Universidad de Sevilla.

El ser humano posee la extraordinaria capacidad de expresar lo que siente y piensa a través del lenguaje. Una facultad inherente a la naturaleza de la especie, cuya estructura y funcionamiento se encarga de investigar la lingüística. La lengua aprendida al nacer revela información fundamental sobre el origen cultural y la idiosincrasia de la comunidad de personas que la utilizan y a la que se pertenece. Y es a través de los corpus –colección de textos en soporte electrónico representativos del uso de una lengua concreta– donde los investigadores pueden sacar a la luz todo lo que se manifiesta de forma subjetiva y es empleado de forma inconsciente en el habla cotidiana. Es el caso del sexismo o discriminación de género hacia la mujer que subyace culturalmente y que se evidencia en la fraseología (expresiones o frases hechas con palabras cuyo significado no se deduce del significado de los componentes por separado) empleada comúnmente.

Sobre ello habló Gloria Corpas, catedrática de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga durante su conferencia ‘Las trampas del lenguaje’, impartida en el ciclo ‘Mujeres a Ciencia Cierta’, organizado conjuntamente por la Universidad de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide el pasado mes de mayo. Miembro de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Andalucía (AMIT-A), lleva desde 1997 dirigiendo el Grupo de Investigación Lexytrad (Lexicografía y Traducción) de la Universidad de Málaga y trabajando en cuestiones relacionadas con tecnologías y lingüística de corpus. “Nunca antes había trabajado en temas de género, pero cuando me propusieron hablar de algo que relacionara mi trabajo de investigación con la mujer, pensé en utilizar estas tecnologías para descubrir patrones y sesgos lingüísticos”, explica Gloria Corpas, y añade: “Para mí fue un divertimento porque el corpus revela mucho. Rascas, escarbas, y sacas lo que no se ve”.

Para este trabajo partía de la hipótesis de que en la sociedad existe discriminación hacia la mujer, a la que se le atribuyen roles estereotipados que contribuyen a su invisibilidad. Un hecho que necesariamente llevaría al sexismo del lenguaje. Con el objetivo de conocer qué fenómenos se identifican como discriminatorios, lo primero que hizo fue analizar los manuales de uso no sexista del lenguaje y se llevó una sorpresa. “Estas guías se quedan en la superficie. Batallan principalmente contra el masculino genérico y lo hacen proponiendo otras posibilidades que ofrece la lengua española”, comenta Corpas. Otros aspectos que se suelen abordar en dichas guías son los duales aparentes, las formas de tratamiento o las denominaciones de profesiones tradicionalmente reservadas al varón.

Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE).

Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE).

Dualidad aparente

En los duales aparentes, la forma masculina es el significado primario con connotaciones neutrales, mientras que la forma femenina siempre implica menosprecio a la mujer. Es el caso de ‘el sargento (militar) / la sargenta (mujer autoritaria, hombruna)’. Usos que recoge el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE), y que son despectivos hacia el género femenino.

Otro aspecto a analizar sería el de la utilización del género en profesiones tradicionalmente realizadas por varones, pero que actualmente también ejercen mujeres. Así, se da la variabilidad de utilizar fórmulas como ‘el juez / la juez’, ‘el edil / la edil’ o ‘el perito / la perito’, donde se opta por cambiar el género. Sin embargo, no sucede lo mismo con profesiones de las que hasta hace poco sólo se hacían cargo las mujeres y a las que se han incorporado los varones, como ‘la enfermera / el enfermero’ o ‘la matrona / el matrón’.

Otros ejemplos fraseológicos como ‘de pelo en pecho’ o ‘rompe y rasga’ son analizados de forma neutra por el DRAE, a pesar de que el análisis de corpus revela que encierran una valoración subjetiva. “Mientras la primera resalta la masculinidad de un hombre, la segunda -que sólo se aplica al género femenino- indica que se trata de una mujer ruda, tosca, con carácter, que se sale del estereotipo”, afirma Corpas. Lo mismo ocurre con ‘mosquita muerta’. “Lo curioso es que cuando se examina el corpus y se tiene acceso a la línea de concordancia, se ve que se utiliza tanto por el varón como por la mujer. En el caso de ellos para describir a alguien que parece que no te va a dar problemas y luego te los da; y en el caso de ellas para referirse a una ‘roba novios’”. De esta manera, la misma unidad fraseológica, definida de forma neutra en el diccionario, se utiliza para denigrar en dirección a lo que cada género más teme.

Usos creativos del lenguaje

Gloria Corpas puntualiza que determinados usos creativos del lenguaje -término utilizado en lingüística- pueden suponer un uso sexista de unidades fraseológicas que, a priori, no son discriminatorias en sí mismas, como se puede apreciar en el uso creativo de la expresión ‘(ser) la excepción que confirma la regla’ en el siguiente ejemplo: ‘El ser humano es inteligente, la excepción es quien tiene la regla’.

“El problema es que en el estudio del sexismo lingüístico se han tratado aspectos superficiales, no se han mirado los comportamientos verbales. Se ha confundido género y sexo. La investigación no ha hablado de aquellos usos que van más allá de lo explícito. Trabajar en fraseología permitiría ir a lo implícito, al encasillamiento, los patrones, los estereotipos… Podría decirnos mucho de nuestra lengua”, explica la también presidenta de la Asociación Ibérica de Estudios de Traducción e Interpretación (AIETI). Corpas aclara que el uso sexista de la lengua se da en todos idiomas, incluido aquellos como el inglés donde la distinción de género sólo existe en los pronombres de tercera persona. “El inglés es mucho más implícito que explícito”, comenta la investigadora.

La teoría que la directora del Grupo de Investigación Lexytrad defiende es que el discurso, lejos de ser libre, está compuesto de secuencias prefabricadas. Por eso, en su opinión: “Escribir bien consiste en utilizar bien esas estructuras. De manera que la originalidad estaría en romper ese sistema”. Por otro lado, sin estas estructuras –interiorizadas por todos los hablantes– que resumen una situación, el procesamiento del lenguaje sería mucho más lento. “Así todo se sobreentiende, se produce una economía del lenguaje”, asegura Corpas, y para que se comprenda mejor lo resume así: “Gran parte de lo que habría que explicarle a un extranjero de una conversación sería fraseología”.

El estudio de la fraseología basada en corpus sería, por tanto, imprescindible para llegar a analizar en profundidad el sexismo en el lenguaje. Gloria Corpas conmina a investigarlo: “Hay que empezar a tirar de esta madeja, porque se pueden descubrir cosas realmente interesantes”.


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