Revista i+Descubre
De norte a sur y de este a oeste, los incendios forestales y los fuegos descontrolados vuelven a asolar un verano más toda la geografía española. En Andalucía, durante el mes de julio se han quemado miles de hectáreas de monte. La prevención es la mejor de las alternativas para hacer frente al fuego y afrontar las principales consecuencias de este devastador fenómeno para el medio ambiente. En ello trabajan a diario diferentes grupos de investigación andaluces, que ‘avivan’ el conocimiento científico y tecnológico para evitar, o en el peor de los casos, apagar las llamas.
Cada año en todo el planeta se generan entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos, incluyendo industriales, urbanos, de construcción y agrícolas. Los tecnosuelos se postulan como una de las posibles soluciones, reciclando, como ya se hace en Almería, los residuos de la industria y la agricultura para convertirlos en materiales que sirvan para la regeneración de suelos degradados y la restauración de escombreras.
Una nueva forma de cultivar se está expandiendo por la vega del Guadalquivir para compatibilizar la alta producción de cítricos con la conservación de la biodiversidad y otros recursos naturales que también son elementos valiosos en muchas fincas agrícolas. El proyecto ZITRUS ha alcanzado ya las 1.232 hectáreas en 15 fincas de Sevilla, Córdoba y Huelva, con el auspicio de WWF (World Wildlife Fund), la cadena de supermercados alemana EDEKA y agricultores andaluces.
Editorial
La conservación de la biodiversidad es, sin duda, la mejor vacuna frente la irrupción de algunas zoonosis inéditas y particularmente virulentas. El argumento, sobre el que insisten numerosos especialistas, bien puede trasladarse de la biología a la comunicación, porque la biodiversidad (de fuentes, de medios, de informaciones) también es imprescindible para garantizar una comunicación fiable en tiempos de incertidumbre. En un horizonte tan complejo como el que nos plantea la COVID de nada sirven los planteamientos reduccionistas y maniqueos que, con demasiada frecuencia, multiplican la angustia de los ciudadanos o, por el contrario, nos invitan a una peligrosa despreocupación. La inacción, en ambos casos, es la peor consecuencia de esa mirada monolítica en la que se nos hurtan demasiados matices.