Revista i+Descubre
El ser humano lo ha vuelto a lograr. Ha desafiado a la física, puesto al límite la tecnología y desbordado de emoción a la población de todo el planeta posando al rover Perseverance en Marte. Desde nuestra singularidad -la materia convencional que compone las galaxias, estrellas, planetas y seres vivos es solo el 4% del universo-, seguimos explorando con fascinación el espacio exterior, deseando que nos revele pistas sobre nosotros mismos. En Andalucía, 152 entidades desarrollan su actividad en el sector espacial y han participado en misiones internacionales.
Las universidades, organismos de investigación y centros tecnológicos han continuado su actividad, pese a las limitaciones de la situación sanitaria. El coronavirus ha ocupado el grueso de la atención social y mediática, pero detrás de ello la I+D andaluza mantiene el pulso a los grandes retos científicos a través del conocimiento. Este 28 de febrero repasamos algunos de los proyectos en marcha en áreas de conocimiento emblemáticas para Andalucía.
Cada año desde 2008, el día 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. Los expertos calculan que para el 2050 la resistencia a los antibióticos será la primera causa de muerte, superando al cáncer. Aún hay tiempo para revertir esta tendencia y en la lucha frente a esta amenaza sanitaria el papel de todos es fundamental.
Las 8’7 millones de hectáreas del territorio andaluz las acaparan en un 50% el uso forestal, y en un 40% el agrario. Las plantas generan vida y comida, de ahí que la buena salud vegetal suponga un continuo reto. Naciones Unidas ha considerado 2020 como el Año de la Sanidad Vegetal, algo que, a la par que un componente ecológico y económico, incluye otro moral, pues se habla de un derecho humano básico.
Editorial
La conservación de la biodiversidad es, sin duda, la mejor vacuna frente la irrupción de algunas zoonosis inéditas y particularmente virulentas. El argumento, sobre el que insisten numerosos especialistas, bien puede trasladarse de la biología a la comunicación, porque la biodiversidad (de fuentes, de medios, de informaciones) también es imprescindible para garantizar una comunicación fiable en tiempos de incertidumbre. En un horizonte tan complejo como el que nos plantea la COVID de nada sirven los planteamientos reduccionistas y maniqueos que, con demasiada frecuencia, multiplican la angustia de los ciudadanos o, por el contrario, nos invitan a una peligrosa despreocupación. La inacción, en ambos casos, es la peor consecuencia de esa mirada monolítica en la que se nos hurtan demasiados matices.