Andalucía /
08 de abril de 2016

La aeronáutica andaluza vuela alto

Fotografía ilustrativa de la noticia

Informa: Pilar Macías / Fundación Descubre

Asesoría científica: Juan Antonio Guerrero y Eugenio Domínguez

Más de un siglo de historia, una treintena de modelos y personajes recogidos en la obra ‘Alas de Andalucía 1915-2015. Un siglo de aviones andaluces’ avalan la trayectoria de una industria que supone ya el 1,58% del Producto Interior Bruto global de la región.

Fotografía de Juan Antonio Guerrero

Juan Antonio Guerrero

La historia de la aviación en España no puede entenderse sin Andalucía. Una región que ha jugado un papel fundamental no sólo como cuna de algunos de los más importantes talentos en el ámbito de la tecnología vinculada a este sector, sino como tierra generadora de una industria que factura hoy día 141.704 millones de euros al año y emplea ya a más de 24.000 personas, entre puestos directos e indirectos.

Prueba de ello es la obra Alas de Andalucía 1915-2015. Un siglo de aviones andaluces, de Juan Antonio Guerrero, escritor e ilustrador aeronáutico, donde colabora como coeditor Eugenio Domínguez, rector de la Universidad Internacional de Andalucía –UNIA-. “Sin nuestra comunidad no habría industria aeronáutica española. Desde los años 20, las fábricas andaluzas no han dejado nunca de hacer aviones, de forma que somos, si no la única, de las pocas regiones en Europa, que no ha cesado su actividad industrial desde que comenzara a principios del siglo XX”, asegura Guerrero.

Domínguez abunda en este sentido. “Andalucía es la cuna del primer reactor de construcción nacional, que encima se exportó, el Saeta, y cuyo primer vuelo tuvo lugar en 1955”, afirma. En concreto, el diseñador de aeronaves alemán Willy Messerschmitt fue contratado por la compañía ‘Hispano Aviación’ -empresa aeronáutica ubicada en la calle San Jacinto, del barrio sevillano de Triana que desarrolló su actividad entre 1939 y 1972- tras la II Guerra Mundial para la construcción de varios aviones reactores, derivados del mencionado Saeta, en el que colaboró con el ingeniero granadino Rafael Rubio Elola, entre otros.

Hoy día, las empresas andaluzas especializadas del sector son punteras en producción. “Fabrican partes para los aviones de mayor éxito del mundo, materiales composites –son aquellos cuyas características permiten aeronaves más ligeras y energéticamente eficientes- y aviónica o aplicación de la electrónica a la aviación”, confirma Guerrero. Y añade: “Al mismo tiempo que también ensamblan el avión de transporte militar más moderno del mundo, el A-400M”.

Y es que, para los autores del libro, es innegable que la historia de la aviación andaluza está plagada de nombres que realizaron fundamentales aportaciones a este campo. Así quedan recogidos a través de esta compilación de más de una treintena de modelos que vienen a refrendar, apuntan los expertos, la tradición y el arraigo del sector en la región, así como el peso específico de ésta en el desarrollo tecnológico de la aeronáutica.

Imagen del aeroplano Flecha, diseñado por Eduardo Barrón

Imagen del aeroplano Flecha, diseñado por Eduardo Barrón

Barrón y Loring, pioneros

En el libro, Alas de Andalucía 1915-2015. Un siglo de aviones andaluces, está descrito cómo desde que el andalusí Ibn Ben Firnás, en el siglo IX, hiciera sus primeras pruebas de vuelo -casi 600 años antes que el propio Leonardo Da Vinci- son muchos nombres los que vinculan la comunidad andaluza con la aviación. En este sentido, Eduardo Barrón y Jorge Loring ocupan puestos de privilegio en esta lista de personajes relevantes. “Son los iniciadores de la industria aeronáutica en Andalucía a principios del siglo XX”, asevera Juan Antonio Guerrero.

“Eduardo Barrón, con poca ayuda y mucho ingenio, diseña y fabrica el primer aeroplano español, aunque era parte del desarrollo de otro austriaco, el Flecha”, sigue Domínguez. Se trata de la primera aeronave proyectada en España y fabricada en número, que era una copia mejorada del Lohner Pfeilflieger, un avión de reconocimiento producido para el ejército austrohúngaro en la I Guerra Mundial.

El caso de Loring es lo que se conocería hoy como un emprendedor. “Es un malagueño de origen, que en los años 20 decide poner en marcha una empresa de construcción aeronáutica, que inicialmente se llamará ‘Aviones Loring’ y que luego pasará a denominarse ‘Aeronáutica Industrial’”, continúa Guerrero. “Intuyó la importancia que tendría para la economía el transporte aéreo y la situación estratégica de España respecto a África y América, como nexo de unión de tres continentes, por ello puso en marcha líneas aéreas de trasporte de pasajeros y mercancías, además de producir sus propios aviones”, abunda el rector de la UNIA.

Pero no son los únicos protagonistas de esta historia. “El ingeniero Manuel Bada Vasallo, de origen sevillano, así como Emilio Herrera, granadino y uno de los genios de la investigación aeroespacial, igualmente fueron actores importantes para el progreso tecnológico de la aviación en España”, señala Guerrero.

Eugenio Domínguez Vilches

Eugenio Domínguez Vilches

También tuvieron gran peso otros muchos ingenieros que trabajaron en la firma ‘Hispano Aviación’ de Sevilla, como el citado Rafael Rubio Elola. “Fue nuestro más genuino representante, ya que se trata del único capaz de desarrollar en los años 50 y 60 unos aviones al nivel de lo que podían estar realizando en otros países mucho más avanzados”, profundiza Juan Antonio Guerrero.

Cádiz y Sevilla, centros de talento y creación

Cádiz y Sevilla se han convertido en epicentros de la actividad aeronáutica andaluza. “Es evidente que son los dos polos de donde emanó este sector. Ayer y hoy”, advierte Domínguez. “En la ciudad gaditana se inicia la actividad empresarial privada en esta industria. La capital hispalense tiene algo más de historia porque comienza a través de los talleres militares de Tablada”, continúa Guerrero. “Con la lista de aviones y hechos que ocurrieron en Sevilla, y los centros de Tablada o San Pablo, ya llenarían varios libros”, recuerda Domínguez.

Destaca, en este sentido, el Dornier Do R Super Wal, ‘Numancia’, un cuatrimotor ideado para dar la vuelta al mundo, que fue el primer avión totalmente fabricado en Andalucía y que voló por primera vez desde la Bahía de Cádiz en 1928. Igualmente, desde final de los años 30, allí se fabricó el Bücker Bu-131, un biplaza de entrenamiento básico, inicialmente fabricado para las escuelas de vuelo civiles alemanas, que luego fue parte de la ayuda nacionalsocialista a las fuerzas sublevadas de España en el 36, según refiere el libro, para la formación de pilotos durante el conflicto y también mucho tiempo después.

Y es que, algunos de los modelos ideados por andaluces o fabricados en Andalucía han supuesto importantes hitos en el camino de la aviación, bien por tener un importante éxito comercial o bien por sus aportaciones en el campo tecnológico. El ya mencionado Flecha, diseñado por Eduardo Barrón, fue el primer avión fabricado en serie en España propulsado además por un motor de diseño y producción nacional, el Hispano Suiza V-8.

Imagen del caza HA-300 de la compañía Hispano Aviación

Imagen del caza HA-300 de la compañía Hispano Aviación

Innovación desde Andalucía

De igual forma, según los especialistas, el R-III, proyectado por Barrón en 1934 y fabricado por la empresa del malagueño Jorge Loring, estuvo a la altura de los “mejores” aviones de su tipo del mundo y fue elegido por la Aviación Militar como aeronave de reconocimiento y bombardeo ligero complementario, del que se fabricaron 110 ejemplares, la mayor serie hasta entonces.

“Otro modelo, el HA-300, caza interceptador de velocidad doblemente supersónica, fue diseñado en la compañía ‘Hispano Aviación’ de Sevilla en los años 60. Su versión final se produjo en Egipto, pero sin la configuración avanzada que los ingenieros sevillanos habían previsto y con la que se habría adelantado una generación a los cazas de su época”, recuerda Guerrero.

“El proyecto del HA-500 fue una original concepción de avión táctico avanzado ideada por el ingeniero granadino Rafael Rubio Elola para ‘Hispano Aviación’ en los últimos 60”, prosigue. Se trataba de un aeroplano de ataque a tierra y apoyo aéreo cercano. “Su similitud con el posterior estadounidense Fairchild A-10 es un tributo a la innovación que este diseño habría supuesto”, sostiene el autor.

Presentación de la publicación. De izquierda a derecha: Juan Antonio Guerrero, Antonio Ramírez de Arellano, Antonio Pulido, Eugenio Domínguez y José Clemente

Presentación de la publicación. De izquierda a derecha: Juan Antonio Guerrero, Antonio Ramírez de Arellano, Antonio Pulido, Eugenio Domínguez y José Clemente

De este modo, apunta Guerrero, la innovación ha sido la piedra sobre la que se ha sustentado el progreso de la aeronáutica en la comunidad, gracias a la capacidad de adaptación del talento andaluz a los nuevos avances tanto en materia de construcción, como en técnicas: “Hoy es una industria fuerte en Andalucía. Una realidad magnífica, pero no podemos conformarnos con ser los ‘chapistas’ de la industria, debemos añadir más valor desde el punto de vista de la ingeniería”.

El futuro del sector pasa por afianzar la posición de los dos focos de actividad de la región. “Para que pueda prolongarse en el tiempo, es necesario que se diseñen nuevos modelos y variantes que estén ligados a nuestros dos centros más importantes de producción, Sevilla y Cádiz”, concluye Domínguez.


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