16 de febrero de 2015

Los enigmas de Alan Turing

Fotografía ilustrativa de la noticia

La Ciencia, y en concreto la vida de quienes ejercen las matemáticas, ha inspirado el argumento de destacadas películas. Tras ‘Una mente maravillosa’ o ‘El indomable Will Hunting’, vuelve a estar de actualidad con ‘La teoría del todo’ y ‘The imitation game’. Esta última rescata la figura de Alan Turing, padre de la informática moderna, que aún hoy busca el reconocimiento que le fue negado.

La palabra enigma es el leitmotiv que se fue repitiendo a lo largo de toda la vida del matemático británico Alan Turing (1912-1954). Genio, visionario, precursor de la informática moderna, que –ya fuera por razones de secreto de estado o por su condición de homosexual condenado por las leyes de la época– estuvo relegado al ostracismo de la historia de la Ciencia, pero cuya figura está intentando ser rescatada en los últimos años. La película ‘The Imitation Game’ es un peldaño más en la escalada del reconocimiento que le ha sido negado a nivel mundial.

Enigma fue el nombre de la máquina que el ejército nazi utilizaba para cifrar sus mensajes y que Turing logró descifrar después de años de duro trabajo para el Servicio de Inteligencia británico, logrando así acortar en dos años el desenlace de la II Guerra Mundial en favor de los aliados y evitando 14 millones de muertes. Enigma era su planteamiento, entre otros muchos a los que se enfrentó, de si las máquinas podían pensar igual que un ser humano, y al que respondió con lo que él llamó el ‘Juego de la imitación’ y que hoy se conoce como Test de Turing. Enigma fue también su muerte por ingesta de cianuro en una manzana: oficialmente un suicidio, aunque para algunos se trató de un asesinato y para su madre, “un desafortunado descuido”.

El investigador de la Universidad de Granada, Álvaro Martínez Sevilla, durante uno de sus viajes a Longyearbyen (Noruega).

El científico de la Universidad de Granada, Álvaro Martínez Sevilla, durante uno de sus viajes a Longyearbyen (Noruega).

En junio de 2012 –cuando se cumplían 100 años de su nacimiento–, se comenzó a celebrar en todo el mundo el Año de Turing con el objetivo de dar a conocer su figura y sus hallazgos. En España, se desarrollaron distintas actividades, conferencias y encuentros, coordinados por la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) en colaboración con la Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática de España (SCIE). Entre quienes participaron en esta conmemoración estaba Álvaro Martínez Sevilla, profesor del Departamento de Álgebra de la Universidad de Granada. Gran admirador y conocedor del trabajo del británico, propuso la celebración de un ciclo de conferencias que se convirtió en el primer homenaje público del genial matemático en Andalucía.

A la altura de Einstein

“Alan Turing está al mismo nivel que Einstein, Newton o Galileo. Es una figura de excelencia. Su trabajo ha sido capital para la Ciencia”, comenta Álvaro Martínez, quien se reconoce “fascinado intelectualmente” por él y considera que “hace falta divulgar más su figura”. Aunque ‘The Imitation Game’ “contribuye a ello, su vida es tan rica que daría para muchas películas”. El investigador cree que la película dirigida por Morten Tyldum “es bastante fiel y no falsea datos básicos personales ni científicos”, y valora que “es una historia que seduce por la compleja vida de Turing”, aunque reconoce que “como en todo relato, hay matices enfatizados o agrandados”.

La película se centra en la etapa que el científico pasó en Bletchley Park –instalación militar secreta ubicada en Buckinghamshire, Inglaterra–, donde se dieron cita las mentes más brillantes de la época durante la Segunda Guerra Mundial para lograr descifrar los mensajes de los alemanes. Allí ingresó como criptoanalista con 26 años y acabó diseñando la Bombe, una máquina llamada así en reconocimiento a la bomba kryptologiczna que fabricaran antes los polacos (aunque en el film se permiten la licencia de bautizarla como Cristopher, en honor a un amigo de la infancia de Turing).

Turing inspeccionando el Ferranti Mark I, uno de los primeros ordenadores de la historia, en cuyo diseño y desarrollo fue protagonista.

Turing inspeccionando el Ferranti Mark I, uno de los primeros ordenadores de la historia, en cuyo diseño y desarrollo fue protagonista.

Descifrando mensajes encriptados

Bombe era una máquina electromecánica, destinada a detectar posibles configuraciones de claves obtenidas para los mensajes cifrados que eran interceptados a las tropas nazis. Mensajes en los que estos organizaban sus ofensivas y que llegaban cifrados por otra máquina: Enigma, que los alemanes creían inviolable.

Enigma disponía de un mecanismo de cifrado basado en varios rotores (piezas que giran dentro de un elemento fijo) conectados entre sí. Cada uno de ellos tenía 26 contactos eléctricos en cada cara, uno por cada letra del alfabeto, y cada contacto de una cara estaba conectado de forma distinta a otro diferente de la cara contraria. Bombe, por su parte, implementaba eléctricamente una cadena de deducciones lógicas para cada combinación posible de manera que, cuando tenía lugar una contradicción se desechaba la combinación.

“En los inicios este trabajo se hacía a mano, pero el proceso era tan inmenso que tuvieron que desarrollar la máquina: luchaban contra el reloj. Desde el principio se utilizaban los informes meteorológicos que emitían los alemanes. Unas pocas palabras conocidas de antemano le permitían hacer paralelismo entre texto llano y texto cifrado, y sacar conclusiones de ello sobre las claves”, explica Álvaro Martínez.

La primera Bombe, contaba con 108 tambores y fue construida en 1940 para romper la Enigma de tres rotores, llegando con el tiempo a tener más de 200 en funcionamiento. Ante las mejoras que los alemanes introdujeron en Enigma, Turing se vio obligado a mejorar su máquina, construyendo una para la Enigma de cuatro rotores en 1943. Ese mismo año, viajaría a Estados Unidos donde, concretamente en Dayton (Ohio), se pusieron en funcionamiento hasta 54 Bombes a máximo rendimiento.

La Bombe de Turing –gracias también a una mejora aportada por el matemático inglés Gordon Welchman– fue, por tanto, de vital importancia para conocer los planes del enemigo y adelantarse a ellos. Los trabajos de ruptura de códigos de Turing fueron mantenidos en secreto hasta los años 70, de tal manera que ni tan siquiera sus más allegados sabían de ellos.

Imagen de la película 'The imitation game'.

Imagen de la película ‘The imitation game’.

Grandes aportaciones

Pero además de en la criptografía con el criptoanálisis de Enigma, Turing realizó incontables aportaciones al conocimiento, de los que Álvaro Martínez destaca tres: la Teoría de la Computabilidad, que marcó el nacimiento de la informática teórica; los estudios sobre Inteligencia Artificial (primero llamada Cibernética); entre los que desarrollo el Test de Turing o The  Imitation Game, y la Teoría de la Morfogénesis, que rige el proceso biológico que determina por qué los organismos acaban desarrollando una forma u otra, “como por ejemplo, qué hace que una cebra o un tigre tengan rayas”.

Estos y muchos otros trabajos relacionados con la matemáticas y la computación, tanto teórica como práctica, hacen de él “un científico completo, de una alta capacidad intelectual, que sin embargo estuvo proscrito por su condición de homosexual –una lucha en la que también fue pionero–, y cuyo trabajo ha permanecido en gran parte oculto o desapercibido hasta años recientes”, comenta el profesor de la Universidad de Granada.

“Con tan sólo 42 años fue capaz de realizar todos estos hallazgos. Si su vida no se hubiera visto truncada tan pronto, su aportación a la Ciencia podría haber sido descomunal”, sostiene el investigador. Y añade: “aún no se le ha dado su sitio, el tributo que merece”. De hecho, no fue hasta el año 2013 cuando la reina Isabel II de Inglaterra le concedió el perdón real que anulaba todos los cargos que pesaban en su contra por las antiguas leyes contra la homosexualidad.


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